Puente de Ojuela

Una de las más grandes obras de finales del siglo XIX que tiene Durango, es el puente de Ojuela, visitado por más de 30 mil personas al año y que es, sin duda, uno de los lugares preferidos para buscar aventura en el estado. El puente fue construido en 1895 por la necesidad de sacar el mineral de la mina de Ojuela; con sus 325 metros de largo y una cañada de 80 metros de profundidad, el que fuera considerado por mucho tiempo el segundo puente colgante más largo del mundo, termina a la entrada del Túnel 4 de la mina, donde un guía te podrá dar un recorrido por el interior de la mina, donde se encuentra un Museo en el que se exhiben las herramientas utilizadas para la extracción del metal, así como una mula y un perro momificados. Cuenta con una tirolesa que te lleva de regreso a las ruinas del pueblo minero. Visitar Ojuela es obligatorio en la región lagunera, puedes pedir informes de horarios y visitas guiadas en la Presidencia Municipal de Mapimí.

La Mina y el Puente de Ojuela

Descubierta en 1598 por los españoles en el camino de Mapimí, la mina de Ojuela se localiza en el Bolsón de Mapimí, a 60 kilómetros de Torreón. Para llegar, se toma la carretera 30 hacia Bermejillo y, en la intersección, se gira al oeste. Tras recorrer aproximadamente 20 kilómetros, una señal anuncia el que fuera durante mucho tiempo el segundo puente colgante más largo del mundo: el Puente de Ojuela.

Tras ascender por un camino transitable, se alcanza la cima desde donde se aprecia el antiguo pueblo minero. A la derecha, yacen las ruinas de lo que fueron la gerencia, el casino, la piscina y las casas de los administradores. A la izquierda, se distinguen las viviendas de los mineros, el mercado, la escuela, el hospital e incluso un teatro. En su apogeo, esta villa llegó a albergar a 5,000 habitantes, todos trabajadores de la mina.

Al fondo de la villa se encuentra el puente, obra del ingeniero alemán Santiago Minguin, construido en 1895. Con 325 metros de largo, 1.82 de ancho y 80 metros de altura sobre el arroyo, esta estructura de 120 toneladas está sostenida por 6 cables de 2 pulgadas de diámetro. En su centenario, fue remodelado y hoy es un atractivo turístico que recibe a más de 32,000 visitantes anuales, siendo el puente colgante más grande de México.

Al cruzarlo, se siente un ligero vaivén, por lo que se recomienda precaución a quienes padecen vértigo. En el punto medio, mirando hacia abajo, se observan las barrancas donde vivían los mineros y la entrada a la Mina Descubridora. Al otro lado del puente, se accede al Túnel 4 (o Eje del Socavón), donde una visita guiada conduce al Museo de la Mina de Ojuela. Allí se exhiben documentos históricos, herramientas de la época e incluso una mula momificada. Existe un proyecto para reconstruir el túnel hasta su salida opuesta.

Tras la visita, se pasa por dos miradores que ofrecen una vista panorámica de la villa y el puente. De regreso al Túnel 4, se explica por qué esta mina es conocida como el "Tsumeb de México": alberga 117 variedades de minerales, entre los que destaca la adamita más famosa del mundo.

Reconocida como la mina más grande de México, Ojuela cuenta con 450 kilómetros de túneles y una profundidad de más de 700 metros (hasta el nivel freático). Descender requiere 2 horas y 57 escaleras, mientras que el ascenso toma 3 horas.

Comprada por Peñoles el 6 de agosto de 1891, la mina operó activamente durante 350 años. En 1932, una inundación en sus niveles más profundos provocó su paralización, y en 1940 cesó la extracción comercial.

Cerca de la salida del túnel, se menciona que el puente ha sufrido tres intentos de incendio. Para quienes prefieran no cruzarlo de vuelta, hay una tirolina que permite llegar al otro lado de manera rápida y segura.