La Michilia

TEXTO Y FOTOS POR YIMA MEDRANO

TOMADO DE LA REVISTA DESCUBRE DURANGO #35

Reserva de la biósfera, un concepto ideado por la UNESCO a principio de los años 70 con la idea fundamental de proteger y conservar la biodiversidad de una determinada zona de nuestro planeta, aunque además, procura un desarrollo de tipo humano y económico, así como la investigación y la educación.

Nuestro estado cuenta con dos de estas zonas y una de ellas, es la Reserva de la Biósfera de la Michilía. Está localizada en la vertiente interna de Sierra Madre Occidental y abarca parte de los municipios de Súchil y el Mezquital, colindando con nuestro vecino estado de Zacatecas, y fue declarada Reserva de la Biosfera el 18 de julio de 1979. Está delimitada naturalmente por las sierras de Michis y de Urica, entre las que se localizan varias mesas y pequeños cerros, separados por valles y cañadas de diferente profundidad.

Comenzamos el recorrido tomando la carretera a México, llegas a Vicente Guerrero y de ahí, tomas el camino que te lleva a San Juan de Michis y San Miguel de la Michilía (y que por cierto, ambos se pelean el origen del nombre propio de la reserva), aunque tambíen puedes entrar por la ruta de el Mezquital. Al principio es un tramo pavimentado y luego se hace terracería, en partes de buena hechura y en otras, verdaderamente extrema.

La Reserva de la Biósfera de la Michilía tiene una superficie según decreto, de 35 mil hectáreas, aunque de manera extraoficial, la zona aproximada es de 70 mil hectáreas, de las cuales, 7 mil son de la zona núcleo y el resto son de las zonas de amortiguación, marcadas por las dos sierras antes mencionadas.

Comandados por el MC Alfredo Garza, Director del Centro de Ecología Regional A.C., nos adentramos a este mágico sitio, donde la flora, la fauna y el paisaje, son los protagonistas principales. Es notable lo impecable del lugar, no hallas ni una sola lata, envase, llanta u otro indicio de basura, aunque sí una poca en las zonas de influencia de la reserva, donde existen asentamientos humanos. Típico.

Se han contabilizado alrededor de 768 especies de vegetación, entre la más representativa de la reserva, podemos mencionar a bosques de pino, bosques de pino-encino, bosques de encino, matorrales de manzanita o tepezquite, madroños, sauces y pastizales. En cuanto a la fauna, el Ciervo Cola Blanca, el Puma y el Guajolote Silvestre se llevan los lugares de honor, aunque también el Coyote, el Mapache, el Gato Montés, el Coatí, y más de 215 especies de aves tienen lo suyo para hacer de este lugar, algo que bien vale la pena conocer y preservar.

En tiempo de lluvias, puedes apreciar excelentes ríos y cascadas, que como todo lo que hay en las sierras de Durango, es digno de presumir.

Una vez llegados a la estación “el Alemán”, base de operaciones en la reserva del personal de la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas, por sus siglas CONANP, se realizaron trabajos de investigación sobre conteo de aves migratorias y manejo de fauna de características cinegéticas. Mientras esto sucedía, me dediqué a recorrer la zona, sacar algo de fotografías y platicar con los lugareños, y que como casi toda la gente del interior del estado, es trabajadora, sabia y magnífica para compartir con el visitante.

En una de estas pláticas, me enteré de que existen sitios arqueológicos en la zona, concretamente en el Cerro Blanco, en el núcleo de la reserva y que estuvo ocupado por tribus de michis y tepehuanos. Aún hoy es posible ver a estos indígenas, y hasta convivir con ellos, incluso un tepehuano fue nuestro guía en el ultimo de los recorridos.

Algo que me parece relevante mencionar es que el Instituto de Ecología de Durango, en proceso de desaparición, tiene aún la estación “Piedra Herrada”, para la protección y regreneración del Lobo Mexicano. Es incierto el futuro de este importante laboratorio, por lo que valdría la pena que la autoridad competente intervenga para evitar un eventual fracaso de tantos años de esfuerzo y dedicación a esta especie que tiene, en nuestro país, un pié en la extinción.

Y bueno, esto es, a grandes rasgos, lo que puedes hallar en la reserva de la Michilía. Una zona magica en donde se hace el mejor de los esfuerzos para que el hombre no rompa con el frágil equilibrio natural y que bien vale la pena visitar. Gracias al MC Alfredo Garza por invitarme a este magnífico lugar; y a Pit, Pato y Edith por compartir sus conocimientos.