El Mezquital
El nombre Mezquital se le otorgo al municipio debido a la abundancia de arbustos del mismo nombre.
Llegar a la cabecera de este municipio, es llegar a un fértil valle enmarcado por altas montañas y bañado por el caudaloso río Mezquital, el cual se abre paso por el macizo montañoso de la Sierra Madre y que, para dar salida a sus aguas, los milenios le labraron un profundo cañón en la cima del Cerro Gordo.
Estar ahí, es disfrutar de la tranquilidad de un pueblo multirracial y multicultural, asentado al pie de un majestuoso templo franciscano. Contemplar su diario vivir, es ser testigo de la mezcla de costumbres de una sociedad compuesta por mestizos, tepehuanes, huicholes y mexicaneros, en cuya interacción se genera una maravillosa musicalidad que proviene de sus propias lenguas, la cual resaltan con el rico colorido de sus elaborados trajes.
El Mezquital se divide en tres regiones: zona del valle, sobre la rivera; zona alta, compuesta en su totalidad por la Sierra Madre; y región de Las Quebradas, por la cañada del río Huazamota.


























Esta región está bañada por los ríos Mezquital y Huazamota, así como por los arroyos de Chapotón, Pueblo y Santiaguillo. Además, se encuentra la laguna del Burro, la represa de Guajolota y de Charcos. Al igual que su geografía y diversidad cultural, también posee una gran variedad de climas que van del cálido y sub-húmedo, al seco estepario, hasta el templado y semicálido, lo que propicia una enorme riqueza en su flora y fauna.
Visitar esta mágica región es disfrutar no solo de su inigualable paisaje, también es vivir tanto sus tradiciones como sus costumbres que permanecen vivas; es adentrarse en sus mitos y leyendas, las cuales conjugan pasado con presente, tales como las historias y misterios que encierran las ruinas y cascada de los pigmeos, las de la cascada de Agua Caliente y el cerro del Ciempiés; es además conocer la historia del mítico Señor del Mezquital, la de la imagen de San Miguel Arcángel, o la del Dios Niño de Huazamota.
Además, aquí se puede disfrutar de las reparadoras aguas del tradicional balneario “La Joya”, mientras alguien nos cuenta la historia de “Los parranderos tentados por el Diablo”. En la cabecera municipal es imposible no admirar el templo parroquial de San Francisco de Asís, así como la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y su arquería central.