Cerro de los Indios

Protegido por un meandro del río Santiago y por grandes escalones naturales, el Cerro de los Indios, cerca del poblado de Gomelia, ocupa un lugar particularmente apreciado por los fronterizos, siempre preocupados por su defensa. Posee dos muros que controlan el acceso; está fechado entre 600 y 850/900 d.C. (después de Cristo) y, según ocurre en la mayoría de los sitios, no se aprecia un ordenamiento particular como en el caso de Mesa de la Cruz, sino sólo una aglomeración de unos cuantos patios rodeados de sus respectivas casas. Grandes peñas derrumbadas estorban el paso en la estrecha entrada natural al sitio. Varias de ellas han sido grabadas con motivos muy comunes en el arte rupestre chalchihuiteño: la vulva o sexo femenino, los pequeños pocitos y los canales ondulantes que los unen, las espirales y los círculos concéntricos. En el conjunto destaca una peña en cuya cara plana, dirigida al cielo, se distinguen, cuando los rayos del sol son rasantes, dos perso-najes: uno que mira de frente con sus grandes ojos, y otro, de perfil, que toca una flauta adornada con volutas. En estos confines mesoamericanos, la figura de Kokopelli presenta la misma sorprendente variedad de formas que entre los cientos de flautistas conocidos en el noroeste.